jueves, 9 de junio de 2011

Cómo desarrollar una buena actitud

Tener una buena actitud no significa que uno esté feliz todo el tiempo. Después de todo, ¿qué tan bueno es tener una actitud positiva si lo único que significa es que usted camine feliz por el sendero equivocado? Tener una buena actitud no significa negar dolor, decepción y frustraciones que son inherentes en la vida. En realidad, usted debe estar en sintonía con los problemas para que pueda hacer los ajustes necesarios y adaptarse o cambiar. Tener una buena actitud significa buscar soluciones, ver las posibilidades y permanecer esperanzado sobre el futuro. Una buena actitud le deja a usted y aquellos a su alrededor sintiéndose más fuertes.


Busque el diamante en el lodo

La actitud te determina la forma en que usted enfrenta la vida diaria. ¿Es aburrida? ¿O está llena de oportunidades? Algunas veces pensamos que aquellos que han triunfado en la vida han tenido suerte, sin embargo la evidencia demuestra que esas personas con suerte permanecieron receptivas a las oportunidades. No miraban hacia adentro, perdidos y absortos en los obstáculos. Miraban hacia afuera y por ende pudieron ver las posibilidades.

Concéntrese en lo positivo
Las personas con buenas actitudes concentran principalmente su atención en lo positivo. No ignoran los problemas, pero tampoco dejan que éstos influyan su percepción total. Sarah, una instructora adjunta, tuvo dos estudiantes difíciles en una clase de 17 alumnos. Se volvió tan absorta en los malos sentimientos creados por dos estudiantes flojos que ignoró la energía y el entusiasmo inherentes de los otros 15 estudiantes. Su desviado enfoque negativo envenenó su actitud para sus habilidades, su empleo y el total de la clase. Renunció a su cargo y después ante su sorpresa leyó en las evaluaciones hechas por los estudiantes para los profesores dónde la mayoría de los estudiantes habían calificado sus funciones como inspiradoras. No deje que personas negativas le arrastren al abismo o distorsionen su visión. Saque fuerza y coraje de lo positivo—de esas cosas que andan bien en su vida. Haga una lista mental cada día de esas “cosas buenas”.

Busque soluciones

Cuando enfrentan dificultades, las personas con una buena actitud buscan soluciones. Comienzan a tener ideas geniales. A tiempo que las ideas empiezan a surgir, se prende la chispa de la energía. De ese modo, una buena actitud es contagiosa—que vigoriza, motiva e inspira. Piense como si acaso fuese un sacudón de cafeína para usted y para los que están a su alrededor.


Desdichadamente, una actitud mala es igualmente contagiosa—le puede arrastrar a usted y a sus asociados al abismo. En un mundo negativo, todos se lamentan y se quejan que el cielo se está cayendo pero nadie busca una solución. Si el problema es algo que no se puede cambiar—la muerte de alguien, una enfermedad incurable o algo tan mundano como el clima—busque formas creativas para adaptarse, o mejor todavía para prosperar, a pesar de los desafíos.

Aprenda de los errores
Las personas con actitudes positivas saben que hacer la prueba y equivocarse, cometer errores y fracasar son parte del proceso del desarrollo y del descubrimiento. Esto, a su vez, les da energía y coraje para aprender de sus errores y perseverar. Si bien la perseverancia es parte de una buena actitud, siempre viene con una salvedad. No confunda la perseverancia ciega con la perseverancia creativa. En otras palabras, usted no quiere perseverar incurriendo en los mismos errores una y otra vez. Persevere en sus metas a tiempo de continuar aprendiendo, adaptándose y cambiando, tal como sea necesario.

Tome acción
Una persona con una buena actitud toma acción. No tiene miedo de dar el primer paso. O quizás tenga miedo, pero lo hace de todos modos. No espere tener un rayo de inspiración repentina. Comience a actuar y la energía e inspiración vendrán más adelante. Por ejemplo, los escritores que triunfan no esperan que la musa de la inspiración se siente sobre sus hombros antes de comenzar a escribir. Se presentan ante una hoja de papel en blanco día tras día y escriben y vuelven a escribir hasta conseguir el resultado que quieren. En otras palabras, haga su trabajo y la inspiración vendrá más adelante.


Desarrolle una actitud positiva
No todos nacen con una actitud positiva ni tampoco a todos se les ha criado en un ambiente que les conduce hacia una actitud positiva. Se la puede aprender y, con práctica, se convierte en un hábito. Para quienes comienzan:
• Cada vez que usted piense en algo que no anda bien, hágalo contrarrestar con una lista de las cosas que sí están resultando.
• Para cada problema, hay soluciones con ideas geniales.
• Siga por lo menos a una de esas soluciones.
• Haga algo para sentirse bien acerca de usted mismo.
• Permanezca receptivo al cambio.
• Desafíe sus propias palabras negativas dirigidas a usted mismo.
• No se convierta en un farsante, pero “realce” el juego de la vida—vístase mejor, sonríase con más frecuencia, haga comentarios más positivos.
• Como un experimento, durante un día, rechace todos sus planteamientos negativos. Fíjese en las diferentes reacciones que consigue de todos, desde el empleado tras la caja registradora hasta su conviviente.
• Rodéese de personas positivas y evite los negativitas tóxicos.

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