lunes, 6 de junio de 2011

ÉTICA Y MORAL

Cuando hablamos del ser humano, hablamos de un todo, formado por materia y espíritu por lo tanto nos tenemos que referir a la ética y también a la moral.


Trataremos de acercarnos en lo posible con algunas definiciones a la realidad que vive la persona en el mundo de hoy. Partamos de la definición que hace Fernando Savater en el Capítulo uno de su libro Ética para Amador donde dice que la "Ética es el arte de vivir bien la vida humana o saber vivir".

Interpretando esta definición nos encontramos con la simpleza más grande y al mismo tiempo más complicada sobre la forma de vida: vivir en armonía con uno mismo y con los demás, es todo un arte. Según el autor, en nuestra realidad podemos apreciar dos estilos de vida, así por ejemplo, unas personas que tienen un modo de vida, que permiten la convivencia sana y otras que poseen otro estilo de vida, que no dejan vivir, es decir, perturban el sistema de convivencia como tal. Adela Cortina, nos facilita otra definición que nos ayuda en este proceso de entender que es lo que busca el ser humano. La ética es un tipo de saber, de los que pretende orientar la acción humana en un sentido racional; es decir, se trata de que obremos racionalmente, donde los actos humanos voluntarios, concientes y libres le dan un sentido particular a la existencia. De esto se desprende, la importancia de asumir la vida responsablemente, pues las consecuencias de nuestras acciones buenas o malas determinan nuestro destino, esto significa que, la ética, es el resultado de aná lisis objetivos de la practica social.

Varios autores toman la moral como una dimensión de la cultura, producto social e histórico, por tanto que busca regular los comportamientos individuales y colectivos, teniendo como referente lo correcto, lo permitido, el bien, la felicidad, el deber. Estos referentes, que son establecidos por los diferentes grupos humanos y han variado a lo largo de la historia de la humanidad permiten determinar el conjunto de fines, valores y normas en los que han consistido los diversos sistemas de moralidad.

Acercándonos un poco más a lo moral, podríamos decir que ésta, busca regular conductas en las personas y también costumbres colectivas, para lograr una convivencia. En conclusión, la ética es una reflexión de la norma, es la ciencia que estudia la moral. Y la moral es un discurso prescriptivo del comportamiento a la luz del bien y del mal. Ahora anexamos el documento interesante que nos aportará más claridad.


PLANTEAMIENTO SOBRE ÉTICA Y MORAL QUE VALE LA PENA CONOCER


Los conceptos de ética y moral adolecen entre nosotros de poca claridad en cuanto a su contenido y relaciones. De una parte, se da una identificación entre las dos, de la que se concluye que si son lo mismo, es preferible usar el término “ética” por considerarlo más actual, más refinado; de otra parte, se da una separación ta jante entre los dos, que lleva incluso a considerarlos contrarios y a querer sustituir el concepto de moral por el de ética. En ambos, casos se produce una paulatina desaparición del término moral (y todo lo con él relacionado), un frecuente uso del término ética en condiciones de ambigüedad y una creciente incapacidad de criticar y fundamentar ambos conceptos y sus relaciones: el de moral, debido a prejuicios ideológicos y culturales; y el de ética, debido a la ligereza y frivolidad con que se asimilan las modas, incluso las intelectuales.

Afortunadamente, algunos autores contemporáneos, conscientes de esta situación, se han esforzado por reflexionar sobre este asunto para hacer planteamientos claros y sencillos que vale la pena conocer de manera resumida.

Se entiende lo moral como una dimensión de la cultura, producto social e histórico, por tanto que busca regular los comportamientos individuales y colectivos teniendo como referente lo correcto, lo permitido, el bien, la felicidad, el deber, etc. Estos referentes, que son establecidos por los diferentes grupos humanos y han variado a lo largo de la historia de la humanidad permiten determinar el conjunto de fines, valores y normas en los que han consistido los diversos sistemas de moralidad.

La moral en cuanto busca regular conductas individuales o costumbres colectivas, es necesariamente - aunque no únicamente- normativa y enjuiciadora. Pero hay que enfatizar que los juicios morales sólo se refieren a comportamientos y de aquí dos importantes consecuencias: no pueden enjuiciarse moralmente ideas, intenciones o pensamientos (solo comportamientos = acto moral) y solo pueden emitirse juicios morales sobre la conducta o costumbres, no sobre la totalidad de la persona, mientras ella viva.

Si el ámbito propio de la moralidad son los comportamientos, el de la ética es la reflexión, una reflexión que los hombres vienen adelantando hace siglos con el propósito de hacer claridad y lograr comprensión de lo moral. En esta dirección se entiende que la ética es un discurso (no una teoría en el sentido de un conjunto de verdades ciertas y verificables), un discurso, un poner en discusión los temas de la moralidad para criticarlos y fundamentarlos; este discurso es público, compartido con otros, presentado ante los otros con el ánimo de suscitar respuestas que
aporten comprensión a las cuestiones.

Es además, precisamente por estar dirigido al público, un discurso secular que quiere prescindir de connotaciones religiosas e ideológicas y que echa mano de argumentos racionales que pueden ser entendidos por todos, aunque no necesariamente compartidos; y por último, dirigido a todos con prescindencia de sus particularidades religiosas o ideológicas, es un discurso con pretensiones de universalidad. Vale señalar como ejemplo paradigmático de la reflexión ética contemporánea, el discurso en torno a los derechos humanos (secular, público, con pretensiones de universalidad), que busca criticar y fundamentar las prácticas morales en uso frente a este tema.

Ahora bien, aunque el ámbito propio de la moralidad es el de los comportamientos y el de la ética es el de la reflexión, ambas dimensiones se complementan y marchan juntas: una moralidad que no es cuestionada y revisada, de la que no se puede dar cuenta (tarea crítica y fundamentadora de la ética), se torna rígida e inflexible, dogmática y fundamentalista; una ética como mero discurso que no se enraíce en prácticas morales concretas es absolutamente ineficaz e irrelevante, como ejercicio teórico alejado de la realidad y sus asuntos más acuciantes.

De esta manera, no se puede abandonar el ámbito de lo moral sustituyéndolo por el de la ética; tampoco desestimar la necesidad de una ética como ejercicio que puede fortalecer y transformar las prácticas morales en uso. Es por ello que hoy se habla de la dimensión ético - moral de la humanidad y de la formación ético - moral del ser humano.

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